La bandera a cuadros ondeó para Sebastian Vettel, pero la victoria no fue suya. Aquel Gran Premio de Canadá 2019 quedará por siempre en la memoria colectiva de la Fórmula 1 como uno de los momentos más controversiales y simbólicos de la era moderna del deporte.
El cuatro veces campeón del mundo había hecho todo bien. Había logrado la pole, defendido con uñas y dientes la primera posición ante el acecho constante de Lewis Hamilton, y mantenido a raya a Mercedes durante más de 40 vueltas. Pero un pequeño error –un leve paso por el césped en la vuelta 48– cambió el rumbo de la historia.
Al reincorporarse a pista, el alemán cerró la línea de carrera a Hamilton, obligándolo a levantar el pie para evitar un contacto. Los comisarios no tardaron en reaccionar: cinco segundos de penalización por “reincorporación peligrosa”.
El inolvidable cambio de cartel
La sentencia estaba dictada. Aun cruzando primero la meta, Vettel no sería el ganador. Más allá del resultado, lo que sucedió después quedó grabado a fuego en el ‘Gran Circo’. Vettel, furioso, se bajó del Ferrari y caminó hacia el parc fermé (parque cerrado).
Allí, con la mirada dura y el gesto desencajado, intercambió los carteles de posiciones: colocó el número 1 frente al lugar vacío donde debería estar su auto, y el 2 frente al Mercedes de Hamilton. Fue un acto de protesta, de frustración.
“Nos están robando la carrera“, había dicho por radio, reflejando no solo la impotencia de ese día, sino quizás la tensión acumulada tras años de decisiones polémicas y regulaciones cada vez más estrictas.
“Hay que ser un ciego absoluto para pensar que puedes atravesar la hierba y luego controlar el coche… Esto no es justo. Estoy enfadado… y tengo derecho a estar enfadado. No me importa lo que diga la gente”, agregó el germano.
El recurso de Ferrari y la decisión de FIA
Pocos días después del polémico desenlace en Montreal, comenzaron a surgir nuevos detalles. Según reveló la FIA, la decisión de los comisarios se apoyó en un segundo movimiento del volante realizado por Vettel al regresar al asfalto, interpretado como una maniobra deliberada para bloquear a Hamilton.
Ferrari, lejos de quedarse en silencio, decidió no apelar directamente -una vía limitada por el reglamento-, pero sí activar un recurso alternativo.
El ‘Cavallino Rampante’ presentó una solicitud formal para que la FIA revisara el caso bajo la figura de “nuevas pruebas significativas“. Según el equipo italiano, las imágenes y datos telemétricos recopilados tras la carrera demostraban que Vettel no tuvo intenciones maliciosas y que simplemente luchaba por mantener el control del coche tras una maniobra límite.
“Pruebas abrumadoras”, las calificó Maranello en su comunicado. Pero el intento fue en vano. La FIA desestimó la petición, argumentando que la evidencia no cumplía con los requisitos necesarios para reabrir el caso. Así, la sanción quedó firme, y la victoria siguió oficialmente en manos de Hamilton.
Muchos coinciden en que esa tarde marcó el comienzo del ocaso de Vettel en Ferrari. Una carrera que, aunque no ganó oficialmente, muchos siguen considerando suya.